Imponentes en tamaño, fuertes como el metal más duro. Allí se erigen frente a todo. Su presencia se hace notar. Nos invaden cada día más y más. Pareciera que están destinados a tocar el cielo con sus manos. Cada uno diferente a otro. Algunos más viejos, otros más jóvenes. Nos invaden. Cuando muere uno, es suplantado por otro más inmenso aún. Se creen dioses con los pequeños que viven a su alrededor. Estos gigantes de metal roban todo a su alrededor. Roban miradas, roban paisajes, roban cielo y tierra. Se pelean entre si por quién es el mejor, quién de entre todos reinará (aunque sea por un instante) al resto.
Pero estos "Hércules" no soportan a la madre naturaleza. Ciertos son devastados por aquella. Otros resisten, pero el paso del tiempo los vence. A fin de cuentas, ningúno prevalecerá salvo en la memoria. Crecen día a día, a todo momento. Durante el día, no paran de moverse por dentro. Durante la noche descanzan. Descanzan para que, al llegar la mañana, vuelvan a lo mísmo. Se díce que estos monstruos albergan parásitos que viven de ellos y luego de sacar provecho de estos, vuelan a otros para continuar con su misión.
Quizá, algún día, estos gigantes llegen a su plenitúd y pasen a una mejor vida. O quizá, núnca pasará. Pero mientras estemos vivos, los seguirémos viendo ahí.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo esta mal,que te cope estar en esos "monstruos",lo importante es no mimetizarte con ellos creyendo que sos más o mejor que otros,porque uno no es d emetal y los demás,tampoco...no?
ResponderEliminarEstaba hablando de los edificios
ResponderEliminarSiiii ya se.. pero a veces las personas que estan dentro de esos edificios compiten o creen que son superiores a otros por vivir allí,comparando con el relato que vos hiciste.
ResponderEliminar