miércoles, 20 de marzo de 2013

Serie de Entrevistas Vol I.-

Me dispongo a transcribir una serie de entrevistas que fueron hechas durante el fin de semana del 13 y 14 de Octubre del 2012. Éstas entrevistas disponen de preguntas de base como otras de índole migratorio y sobre hobbies y actividades de la persona. Los entrevistados son gente extranjera (más bien de Colombia y Perú) pero que residen en Argentina.
La idea de entrevistar por parte mía salió de la nada y agarrando lápiz y papel me adentré a la formulación de preguntas previa entrevista misma y al tenerlas dispuestas en un orden me adentré en la búsqueda de personas que se presten a mi causa. Básicamente me interesó buscar personas extranjeras para saber por qué eligieron vivir en Argentina y no en otro lado y, a su vez, qué le parece la Argentina. A continuación se expondrá la primera entrevista.

El primer entrevistado se llama Christian Rodrigo Torrado, tiene 25 años y es colombiano, nacido en Bogotá. Su familia está compuesta por su padre (62), su madre (52) y una hermana (22). Además de su familia también tiene un perro llamado Simba (11) de raza French Poodle.
En tanto a su estado civil es soltero sin necesidad de juntarse. Está terminando la carrera de Periodismo en la Universidad de Palermo, solamente le falta la Tesis. Con respecto a ésta trata sobre Pablo Escobar (empresario, político y famoso narcotraficante colombiano), fundador y líder del "cartel de Medellín", y la libertad de prensa en aquél entonces. De muy buena manera nos explicó que Escobar tuvo una lucha abierta con el Diario "El Espectador" hasta que en un momento mandó a matar a su Director. La libertad de prensa estuvo en peligro debido a que hablaban mal de Escobar, y éste, no lo podía tolerar.
Christian tenía 18 años cuando vino por primera vez a la Argentina y tanto en Colombia como acá era gustoso de la cultura futbolera, gastronómica, musical y artística. Le gusta mucho las mujeres argentinas, comentó.
Con respecto al tema literario leía Sabato y Borges y, en lo musical, escuchaba Fito Páez, Charly Garcia y Andrés Calamaro. Decía que en los años '90 en Colombia hubo un "boom" o movida de rock en español y la mayoría de lo que se escuchaba provenía de acá. Una tercera pata referida a lo cultural es aquella del cine. Christian afirma que el cine argentino es de lo mejor, junto al mejicano.
Una peculiaridad que vino a la entrevista fue el hecho de que el amor platónico de Christian era Florencia Bertotti, actriz argentina conocida mayormente por su papel protagonico en la novela adolescente "Floricienta", ya que su hermana lo veía todos los días en Colombia. Comenta al pasar que también veía "Videomatch", en aquél entonces un programa original y divertido conducido por Marcelo Tinelli.
De aquí pasamos al tema que a todos los hombres y, ¿por qué no a muchas mujeres?, les gusta hablar, el fútbol. El entrevistado afirma que los argentinos "se pueden cagar de hambre pero van a la cancha" y que el país tiene muchas glorias. Dice que se va a la cancha para descargar, que somos muy pasionales a la hora de ver un partido. En Colombia, logra decir, copian mucho a la Argentina ya que vienen a "hacer cursos" referidos a los cánticos y "técnicas de apriete". Él es del América de Cali y acá, en Argentina es de River Plate. Afirma haber llorado las dos veces que ambos equipos descendieron en sus respectivos países.
Le gusta el asado y su plato principal es la suprema napolitana con papas fritas. Le gusta mucho una buena cerveza en especial la Corona con michelada (limón en el borde con sal). Ahora en Marzo cumple 7 años desde que vino a los 18 años a la Argentina por su cuenta solo y sin conocer a nadie.
Comenta que la Universidad a la que asiste es muy estricta (concurre a la Universidad de Palermo) y perdió el semestre en el 2005, lo cual trajo aparejado mucho revuelo en su casa. Él quería ser futbolista profesional pero los equipos bogotanos no le dan su lugar a los ciudadanos de allí creando un clima malo buscando jugadores de afuera. Christian vino por los cuatro años de la carrera, estudió los primeros dos años y como no quería ser dependiente buscó un trabajo donde actualmente ganaría más en Colombia. Su padre es Coronel retirado y no podía viajar con él por la guerrilla durante el período del '97 al '04. La Universidad de Palermo presta, según él, una atención dirigida al alumnado por parte de los profesores tanto a los nuevos como a los extranjeros además del estudiante regular, le hacían descuento por trabajar ahí.
Con el tiempo pasó a trabajar en Hewlett-Packard como Analísta de Márketing. Un amigo de él fue consultado y lo eligieron en vez de a él por lo que armó un "chamuyo" para tener el trabajo, el cual le sirve para pagar sus cuentas.
Dice ser infeliz y por tal razón se metió en la ONG "Un Techo Para Mi País" o "TECHO" dentro de las áreas de Detección, Juegoteca y Comunicación. Volvió para las fiestas, su familia vino a la Argentina en el año 2007. Les costaba al principio pero se acostumbraron, y no deja de ir cada año para pasarla con ellos. Piensa que nuestras festividades son malas. Va al gimnasio y hace un circuito en bicicleta entre Vicente López y Tigre; le gusta estar al aire libre con un buen libro para leer. Algunos de sus hobbies son: leer, ver películas (dice ser cinefilo) y cocinar. Extraña la familia pero no la vida familiar. Tiene amigos argentinos y dice que sus amigas colombianas son más "cerradas" que la gente de acá.
Finaliza diciendo que "nadie me ha hecho una entrevista tan larga sobre mi vida. Me siento importante porque aunque sea para un blog me cumpliste un sueño que tengo desde adolescente".

El segundo entrevistado se llama Luis Antonio Rios, tiene 27 años y es peruano, oriundo de Lima. Su familia está compuesta por su padre (54), madre (55) y dos hermanos varones de 33 y 34 años. Es soltero y estudió Mecánica de Producción.
Vino a la Argentina ya que tenía familiares en Rosario, Santa Fé, los cuales lo invitaron en sus vacaciones de trabajo. Está hace 6 años y vino solo. A diferencia de Christian, él vino para conocer pero se quedó debido a que en su trabajo le pagaban mejor. Estudia música, toca el saxo, y matricería (diseño de moldes de inyección).
Volvió a Perú dos veces en el 2007 y el 2011. Pensó en volver porque tenía más tiempo la primera vez pero en la segunda ida a Perú pensó en quedarse allí. Algunos de sus hobbies son tocar el saxo y jugar al fútbol. Es voluntario de la ONG "Un Techo Para Mi País" o "TECHO" al igual que Christian.
Con respecto a su gusto por la música dice tocar el saxo, el cajón peruano, la armónica, el ficus arrancando por baladas pasando por el jazz y luego terminando en improvisaciones. Concurre al Conservatorio Manuel De Falla. Volviendo a lo anterior y uniéndolo con su pasión. Es voluntario dentro de "TECHO" en los talleres de música en donde le dan clase a jóvenes de entre 11 a 20 años. Entre otras cosas dan clases prácticas de cajón peruano. Según el sirve para "rescatar o dar un espacio para fomentar la libre expresión y su forma de expresarse mediante la música y a la vez de liberarse y expresar lo que sienten".
Con respecto al por qué vino a la Argentina afirmó que como estaba solo y le gustó la independencia social y laboral se quedó. Era un reto para su vida y futuro, en tanto al crecer y madurar como persona. El proponerse una meta y afrontarla solo. Recuerda a su familia pero sabe que está solo por algo. Su meta diaria es "poder dormir tranquilo [...] que hice las cosas bien".
Tener una vida independiente en Argentina es lo que quiso. Independiente, con uno mismo, porque empezás a decidir y con respecto al otro, a los demás, tenés mayor elección. En cambio en Perú, vivía en la casa con su madre y era dependiente. Si se iba a vivir solo en su país podría arrepentirse y volver. Para él "la distancia es un factor importante para la independencia", estar solo para empezar a ver por uno mismo.

domingo, 27 de enero de 2013

"El mejor día de mi vida" Escrito por Nicolás Bronzina.-

Aquel día José se levantó como todas las mañanas a eso de las 9. Se sentó sobre la cama y refregándose los ojos y con el pelo despeinado tomó impulso para dirigirse al baño. Después de lavarse los dientes y cambiarse bajó a desayunar, lo esperaban unas tostadas y un jugo de naranja. Las comió apresuradamente, acto seguido se tomó el jugo y salió disparado a la puerta de la casa. Una vez fuera lo esperaba Miguel en su bicicleta listo para partir a lo que hoy sería según él “el mejor día de mi vida”. Antes de salir José tocó por segunda vez sus bolsillos buscando la combinación de celular, billetera, llaves y entrada para el recital. Al ver que tenía todo bajo control subió a su patineta y emprendió viaje con Miguel hacia la casa de Fabián que los estaba esperando; iban a ir los tres juntos, los tres mejores amigos de la infancia y del barrio al recital de su banda favorita que tocarían en el Estadio de River. La casa de Fabián quedaba más lejos de los tres, él vive en el barrio de Agronomía, los otros dos en Villa Urquiza. Aunque no quedaba lejos, con la emoción empujándolos por detrás, llegaron en menos de media hora. “¡Dale ‘gordo’! ¡Bajá!” gritaron al unísono. De pronto una cabeza rubia se asomó por una ventana que daba a la calle desde el 2° piso de un edificio; “Ahí bajo muchachos” alcanzó a escuchar Miguel que justo se puso verde el semáforo y pasó un colectivo y varios autos. Tanto José, Miguel y Fabián habían ahorrado unos meses antes del día de la fecha apenas se enteraron que su banda favorita venía a la Argentina a presentar su último disco y tocar, por supuesto, sus canciones viejas y tan conocidas por sus seguidores. Los tres amigos eran amigos de toda la vida ya que sus mamás eran amigas e iban de vacaciones todos juntos desde aquél verano de 1990 a San Bernardo. Resulta que también eran amigos del barrio y concurrían a la misma escuela. Faltaba un poco menos de mediodía todavía para el recital y no aguantaban la hora de estar ahí. Como había que hacer tiempo decidieron dejar la bicicleta y el skate en lo de Fabián el cual una vez en la calle dijo: “¡Uh, que pesados que son! No voy a subir otra vez. Acá les doy la llave y suban ustedes”. Dicho y hecho, subieron, dejaron las cosas y volvieron a bajar. “¿Ahora qué? Todavía falta mucho para que empiece y seguro están cerradas las puertas de acceso” dijo José. “Podemos pasar por el chino y comprar unas cervezas, las tomamos en una plaza cerca de la cancha” respondió Miguel con lo primero que le vino a la cabeza. Y así fue, mientras caminaban por la calle pasaron por un supermercado y compraron tres Quilmes. Se las terminaron tomando a las pocas cuadras, hacía mucho calor, la temperatura rondaba los 30° centígrados dijo el señor del clima en la radio. Los tres vestían pantalones cortos y zapatillas, todos con la remera de su banda. Durante toda la caminata hacia el estadio (ya quedaba menos para que empezara, dos horas más o menos) no paraban de hablar de qué cd era el mejor para cada uno o qué canción le gustaba más a ellos. También qué les parecía u opinaban sobre la ida definitiva del guitarrista de la banda. Los tres chicos ya se iban acercando a la cola, una cola que daba vuelta todo el Estadio más o menos, y se pusieron atrás de la última persona que encontraron ahí. Se sentaron hasta que en un momento, como si fuera una milésima de segundo, la gente empezó a correr para adentro del Estadio. Sí, habían abierto las puertas. “¡Dale Fabián! Apurate que ya abrieron” José iba primero, lo seguía Miguel y unos metros atrás venía Fabián corriendo lo más rápido posible. “¡Entradas en la mano! ¡Entradas en la mano!” gritaban los barrabravas, hoy con el rol de seguridad. Luego del cacheo y el recorte de la entrada el trío ya se encontraba dentro del Estadio. Habían comprado campo y ya pensaron cómo posicionarse. Al principio, atrás de todo, para que con el movimiento de la gente fueran hacia lo más próximo y cerca de la banda. José no lo podía creer, estaba ahí con sus mejores amigos para presenciar lo que más esperaban, en unos minutos comenzaría el recital, su corazón latía a mil por hora. Se apagan las luces del Estadio, se escucha un “¡Uhhhh!” mezclado con silbidos y aplausos de la gente, de golpe se prenden las luces del escenario y suena una guitarra. Empezó el recital. Como había dicho José, hoy es el mejor día de su vida.